Atardecido
Atardecer incompleto
De detalles,
Se descrecen las hojas...
El viento chiva
Un delito,
Mientras la idiotez
De los pensamientos,
Lo querella al otoño.
Tantas lluvias,
conjugan
En una acústica soledad
Incrédula de alegrías.
Sangre... muerte...
Espías la ternura
De la sangre,
Que se manifiesta
En deseos.
Deberías lamer la triste sangre
Con tu lengua de perro pecador.
La noche mezquina e inquieta
Se persigna ante un viernes santo,
Huyen los sermones
De la sangre quebrantada.
Los ojos desconocen,
Lo desnudo de la muerte:
Aparece mezclada en
lágrimas
sudores.
Creo saber:
Que no vuelves
Con tu deseo fúnebre.
Absorta la sangre
Desvela que ya casi, te has muerto,
He visto tu cadáver
Cabalgar en sueños.
I
Huir
La metamorfosis de tu cara
Sufre, de florcita tierna ha deshojado metal frío.
Antes eras frágil,
erótica,
Desnuda, hermana de la luna,
Que te atrevías a deslizarte, por mis yemas.
Pavura de los ojos;
Ante tu transmutación
huyen, recogiendo
los pedacitos de tu cara, de trémulas florcitas.
Mordida
Muerdes... cansada de resurrecciones
y no digas que no.
Gritas... que tu sediciosa sangre
No forme círculos.
Muerdes... las ganas,
agazapando tus doloridos orgasmos
en tu pálida carne.
Muerdes...
Cansada de crucifixiones.
II
Huida
Deforme / apenas audible es tu huida.
El silencio ha producido
una matanza de lo cotidiano.
La lluvia dolorida de gracia /
quiere limpiar la suciedad / de los pensamientos.
¿No crees acaso? Me despierto?
Aturdida... desprendida...
En un blanco inhóspito
Allí están dos círculos
¡son tus ojos! desolados
cansados ...
pregunto ¿dónde estoy?
Las palabras desarticuladas /
se esconden / en las entrañas
de los sonidos de afuera.
Tu huida / No habla / No denuncia pasos.
II
Tiempo intemporal
En la bóveda del tiempo inexplicable
juguetean los besos, con la boca
ausente.
¡maldición! de ese deseo
que no guarda, palabras,
debajo de la sangre.
Se mueren los dedos
Queriendo atravesarte,
pero sólo en un
instante......
te transfiguras en nada.
Patria
Ahora sé que no
habrá repatriación,
de todo lo que me indujo
a perderme en la necedad,
fría de tus ojos.
Ahí donde la patria mía
era la ternura legítima
de tu vientre:
la estrechez de tus caderas,
era la patria;
tus pequeños senos, urgentes
de mis labios, era la patria...
Ahora soy un paria
en este tiempo de regreso,
tal como esta lluvia, que cae
lastimando la memoria orgásmica
de la carne.
I
Manos
Asoman las libélulas manos
galopan / endemonian / queman / arrebatan.
Matices de voces, colores
en las palmas sonoras
¿y la muerte de esas cosas? / ¿sonidos? / ¿caricias? / ¿qué?
Miedo... descarnado... miedo, de quedar atrapados en un cruce
de caricias.
Más miedos / manos destrozadas.
Silencio en los ojos que miran / cínicos, miradas gulas de carne.
En las otras miradas / ternura, casi con piedad.
Miedos / silencios / aturden mientras el día le devuelve,
la violencia a la noche.
Ultraje / las manos, hambrientas / ya no sienten miedos.
Palabras palabrotas
Las palabras se callan...
se arrodillan,
manifiestan.
Se conjugan... se acarician.
Las palabritas malparidas...
se evitan,
muerden.
Las palabras “se necesitan”...
se condenan,
aman.
Palabritas... palabras, señoras palabras.
Palabrotas... se asesinan algunas,
Otras, nunca aprendidas.
Las palabras: amordazan la boca.
siluetas
los ojos, buscan en el espejo
las siluetas
de las palabras
el viento enreda
el corazón, con matemáticas, mentiras
las sombras acarrean ausencias
confusas, discontinuas
realidad transmutante
de los ojos
duele el duelo...................lo
interminable de las gotas
que masifican círculos
cerrados y saber
que amarte.....es vivir, prontamente.