La muerte en bicicleta
el acero clavado en la espalda
una mañana en dos ruedas
una mañana
mano asesina
dos ruedas cambian de dueño
esa mañana
puñal alzado
luto en la fábrica
sus compañeros
Inédito
Árbol inclinado
se podría decir que ese árbol
inclinado
¿hacia dónde?
vulnera la tarde y el río
se podría atribuir a esa inclinación
deseo
o impulso de otredad
entonces
no ya árbol
sino después
y por qué
me pregunto
por qué esta urgencia de imitarlo
Inédito
Como si
a las seis de la tarde
la ciudad llega a su clímax
miles de piernas vienen y van
mendigando un corazón desnudo
o un pedazo de Dios
sentado a la mesa de un bar
busco un signo oculto en la tarde
una lengua que hable
el idioma de la luz
la mirada vaga en la penumbra de otra tarde más
saber ser borde y soportarlo
provocar la eficacia de un puente
cada mesa de bar
tiene el rostro de la ciudad que la contiene
como la herida
la huella del corte
un sorbo de café
la mirada en la mano opuesta
lo ojos perdidos en la mirada
la mano bebiendo sola un café frío
vaya idioma éste
incapaz de acertar
con la pregunta adecuada
siquiera la oscuridad con la que alumbrar
un nudo en la garganta
yo tampoco tengo a mano
la llave de ninguna puerta
no quiero ser juez ni parte
tampoco
claro
busco quedar a salvo
cómo podría
quisiera
sí
terminar este café
y hacer de cuenta que no estuve
Inédito
Anclas
a veces la sombra de un árbol
o la boca abierta del sol
puede que también
un surco
o un recuerdo
lo fortuito
en todo caso
es esa caricia de sal
que persiste en los labios
Inédito
Noticias
su vida fue
la colilla sin estrenar
de un cigarrito
no le alcanzó
el filo de las madrugadas
sometidas a una prueba de balística
apenas pudo exceder
el rechinar de una herrumbre
palabra sándwich
su mirada por el mundo
hoy fue
tres líneas en el periódico
Inédito
Por si acaso
una de estas mañanas
será necesario abrir los ojos como un árbol
y preguntarse dónde abandonan sus recuerdos los demonios
será preciso renovar la sed de los infiernos
sin remedos de autoestima
una mañana cualquiera
digo
tendré que apresurar el paso
para que no me atrape la memoria
estaré más allá de las mensuras
fuera del oráculo
y sobre todo
llenaré de coartadas
mi sangre
una de estas mañanas
Inédito
El ojo de Buda
el pulso del taco en la bola
la tensión del nervio
el golpe triple sobre el tapiz
todo es simultáneo a los ojos de Buda
como lo es también ahora
para esta conciencia mía
que abre la boca de par en par
Inédito
Moebius
de continuo
siempre adelante
no se regresa
sino a lo que precede a la sed
Inédito
abro los ojos
penetro falsías y honduras
opongo a los objetos
la dimisión de sus formas
ensayo el orden de las traiciones
intuyo cuánto de luz
se nutre en los velos
De “Según el fuego”, Nostromo Editores, 2004.
crispan en el viento
los cadáveres de la memoria
hay miel
en las grietas del deseo
bajo la noche húmeda
llagas al desnudo
en el páramo
De “Según el fuego”, Nostromo Editores, 2004.
el asombro preña el alba
de aromas circulares
late el cielo de púrpura y blanco
tiembla en lo alto
la pluma impar
sobre los campos
el sol se deja hacer
dócil
el viento atestigua
su trazo elemental
luz
bajás silenciosa
para que se haga palabra
la semilla
De “Según el fuego”, Nostromo Editores, 2004.
caer adentro de las formas
alcanzar el trazo inmóvil
de esa mirada que no despega
oír la palabra que acepta
la imposibilidad de la fuga
saberse
entonces
un leño
un tizón que ríe y se despoja
con su risa
de todos sus afueras
De “Según el fuego”, Nostromo Editores, 2004.