PARAGUAYA
Por las arenas rojas
se arrastraba tu olor a monte
como una sombra verde.
Se anaranjaba el bronce enloquecido
de tu cuerpo ágil
en las manos del sol.
Reíamos de gozo.
Mordí tu piel más lisa que los vientos.
Tus ojos
desparramaron las semillas
negras de tus miradas.
Todos los trópicos
se hicieron jugos en tu boca.
¡Los cantos de las selvas guardáronse en tus formas!
PUENTE
Ah, se han puesto las horas
como butacas viejas
en la madera negra de mi vida
Se empereza el paisaje.
Arrulla mi intimidad.
Paredes grises.
Repique de las sombras anunciando los astros.
Caminos del invierno.
¿Quién sube por mis escalones?
Un toque matinal y fresco
deshoja sus auroras.
Viajero,
hay puentes todavía por los caminos.
LUJURIA
Me excitas tanto, que aún si que durmieras
En lo eterno, bestiales ilusiones
Me harían despertarte ha mordiscones,
Cual vampiro de lúdicas quimeras.
Destrosame la carne con tus dientes,
Con tus nevados dientes, mi diablesa!
Muerde y desgarra, y con tus besos, besa,
Oh! Con tus besos, zumo de serpientes!
VENTANA
Muelle de invierno.
Pájaros retorcidos del alboroto.
Entre la niebla,
estertor de los puentes.
Las hélices de un barco remueven luz y brumas;
lloran los mástiles del viento.
Gozan olor de sol todas las lejanías,
caminos de miel
en que se pierden en mis fatigas.
Alondra las de mi pecho en la mañana
que llueve angustia.
¡No tienen árboles los muelles!
Se humedecen mis ojos y mis manos.
¡Y hay algo más que el ruido!
Una ventana
cerrada eternamente:
El silencio profundo sobre todos los puentes.
ALEGRÍA DE INVIERNO
Las flautas de mi angustia en el paisaje
de las constelaciones.
Bosques de estrellas blancas sin canciones.
¡Alegría de invierno!
Mana silencio de mi pecho;
mi silencio tan viejo como el mundo.
¡Alegría de invierno!
A la costa del tiempo mis músicas se apagan como bujías.
POEMA VI
Ha caído voz, mi última voz, que aún guarda mi nombre.
Mi voz:
pequeña línea, pequeña canción que nos separa de las cosas.
Estamos lejos de mi voz y el mundo, vestidos de humedades blancas.
Estamos en el mundo y con los ojos en la noche.
Mi voz es fría y sucia como la piel de los muertos.
POEMA XII
Yo quería jugar.
Estaba el signo de mi naturaleza plena de llanto y protección severa.
Bajo a mi oscuridad, y avanzo entre mis brazos con una estrella niña.
Soplan olores de banderas frías
y resuenan tambores de infancia
en el mismo silencio, bajo la misma estrella.
Vienen mi carne allende las transparencias.
Rodeó la luz fresca.
Ánimos de pavor yacen en mis profundas soledades:
No es el mismo silencio, no es la misma estrella.
Arrancó vísperas de muros inclinados,
y más allá de todo se mueve el brillo opaco de la agonía.
et dabo illi stellam matutinam
I
Los ojos mueren en la alegría de la visión desnuda de carne y de palabra,
en la tierra desnuda y en él cielo desnudo,
en el día desnudo y en la noche desnuda bajo los cielos todo crecidos.
Es demasiado bella la noche de oro de muros y banderas luminosas.
Corremos en la noche de plata bajo la noche de oro.
Tierra desnuda, tierra perfecta, cielo desnudo, cielo perfecto.
Voces desnudas de la voz eterna.
En la noche de oro nos llaman las campanas,
y oímos el vuelo de las palomas desde la noche de plata bajo la noche de oro.
VI
Sobre mis manos agudas
descienden las llamas de las visiones.
Soles y soles.
Corren los soles soles y soles.
Aguas y aguas corren las aguas sobre la luz, sobre las aguas multiplicadas.
Mi boca grande de oración derrama vuelos.
Amo tu nombre con pavor amoroso.
Con pavor amoroso mi camino se alegra y regocija con tu nombre.
Oye en mi soledad; mira en llanto.
Mi sed crece en mi llanto;
tus soledad llega a mi llanto.
Ha entrado la noche en nuestro llanto.
XXXIV
El ojo enamorado ata los cielos y la tierra;
el ojo enamorado desnuda tierra y cielos: cielos unos de otro sobre la tierra.
Y hermosa es la atadura de los cielos; real el día, real la noche de los cielos.
Hermosos son los cielos acabados donde no caen desatados los días y las noches.
Real el día, real la noche.
XXXVI
Pongo este llanto de mi llanto por todas las soledades que esperan las bodas de la tierra.
pongo este llanto de soledad perfecta;
pongo este llanto dichoso de mi alma;
pongo este llanto de acabado recogimiento por el árbol caído y el animal caído,
por la tierra caída del éxtasis más alto de su nacimiento.
Pongo este llanto de mi llanto por las soledades en la dichosa semejanza:
soledad de los ríos y las lunas en la dichosa semejanza;
soledad de los ríos y los soles en la dichosa semejanza;
soledad de los ríos y los soles de ríos y de lunas y de soles en la dichosa semejanza.
Pongo este llanto por los ríos; pongo este llanto por las lunas; pongo este llanto por los soles.
FLOR DE SANTIDAD
Ya quietaron, amor, con la última estrella
de eternidad del mundo;
y se unen los vientos en la nueva manzana.
Tú corazón consibe de las cosas el verbo de las cosas,
tu que espiras, amor,
y que mueves los nombres con la última estrella
sobre el último fruto de la tierra.
Tú ves de la nube, de la flor,
la belleza del ángel, la profunda belleza
circunscrita del ser
sobre el no ser más puro del empíreo beado.
Ya quietaron, amor, con la última estrella
de eternidad del mundo.
Octubre
28
de
1964
ROMANCE LUNAR
Lunador, cuatro lunas
han lunado los cielos
que valen a los trigos y cebadas,
una luna de tierra secará las manzanas
cerrándose en los ojos más bellos de la muerte.
Y tú lunante por las lunas lunado
entre cosas y cosas,
aún el ser del verbo, y las lunas, y mar,
aún el ser lunado,
y los ojos abiertos que sacran a la muerte.
Mayo 24 de 1965
VERSO POLIFORMO
En el nombre mayor
las ásperas colinas turbáronse en las cabras y las noches,
y los valles profundos,
que nacen de los soles, alabaron los días,
que viven con el árbol de la gente es romanas.
En el nombre mayor,
voy buscando las cosas, sintiéndome en la tarde
de ciudades y llanos;
y los pasos en flor
tocan impenetrable eternidad
de la belleza pura con belleza del mundo.
Marzo 28 de 1966
HISTORIA DE UNA IMAGEN SEGLAR Y NO SEGLAR
Roma muere en las torres y campanas.
Torres, campanas, pan y vino.
La tierra de las torres
desciende en las campanas.
Y la muerte golpeará a las estrellas
en la vejez del Tiber y de Roma.
Roma muere en el pan,
Roma muere en él vino.
Roma muere en las torres y campanas
[Publicado sin fecha]
PANTOMIMA ANALÓGICA
Tú te llevas las muertes en sí como la muerte
de la estupenda noche coeterna
y la estrellada sombra de la antigua floresta
de la mar y la tierra,
y padeces la sorda eternidad
del rebaño confuso de la nube o la rosa,
y lamentas la angustia de sentirte en el mundo,
tú que traes razón en el sumo gemido,
tú sabes de los valles en sí como la muerte,
la grave eternidad en la noche del mundo.