EL VIEJO ARTE DE DIBUJAR
Alrededor de una nota de la revista Ñ
Eduardo Dalter
La nota aparecida en la revista de cultura Ñ del diario Clarín el 20 de diciembre, titulada "Los poetas leen, lo demás es silencio", firmada por el cronista de temas generales Carlos Liascovich, fue la gota que por efecto dominó desbordó todos los vasos.
Esta nota, presentada a todo color y a doble página, en la que se informa (en verdad malinforma) acerca de los ciclos de poesía de la ciudad y, por extensión, de una franja importante del ámbito poético, produjo en el campo común de aquéllos un impacto y una movilización insospechados.
Reuniones, cadenas de mails y cartas de denuncia no se hicieron esperar como respuesta a lo que se consideraba "una injusticia", por lo menos, y "una desinformación tendenciosa", donde solamente se consignaba o destacaba a los ruedos más cercanos al establishment y a su entramado.
Pero deteniéndonos y releyendo tal nota, también sopesando el perfil mismo de esta publicación denominada cultural --en la que, como se ve, los comentarios de libros se agotan en siete u ocho líneas--, uno no puede dejar de sentir que la reacción fue tan espontánea o sanguínea como sorprendente.
No porque el cronista mencionado no haya querido borrar de un plumazo toda la geografía y dibujar el mapa a su piacere, sino más bien porque dicho texto se corresponde con los criterios con que Clarín ha venido desarrollando usualmente, y tranquilamente, su "periodismo cultural" y su política en esta área.
En todo caso ésta ha sido una gota más que, desde los ejes y espacios cerrados de ese establishment, es del tipo de compuesto que más abunda. Sólo que, ya en suma, o en demasía, y por todas las aguas juntas, fue la gota que precisamente hizo rebasar hasta las medidas más usuales de la paciencia.
Porque en éste y otros casos, lo que se estuvo y está soslayando, con ejemplos en sintonía, no es a un autor o a un sector o a una corriente de autores, sino al horizonte de creación de una sociedad lastimada que está queriendo y logrando expresar sus interrogantes, sus signos y sus vivencias.
Si bien la revista se enmendó, aunque muy módicamente, en su primera edición de enero, publicando un recuadro en que se busca salvar omisiones, pero recortando lo decisivo y cuestionador del documento dirigido por mail a su dirección, nada cambia, porque el "extraño" encuadre de la nota no fue siquiera mencionado.
Ningún periódico de difusión del marketing editorial --porque así debe haber sido propuesto y caracterizado este proyecto-- debe quitar el sueño a ninguna franja de los ámbitos culturales. Aunque, como fuere, esta reacción y estas observaciones u otras, que están confluyendo, parecen ir esbozando los cimientos de algo.
Algo cierto, culturalmente cierto, con escritores y poetas dispuestos a decir y a no desdoblarse en el intento, está creciendo.
Eduardo Dalter
Buenos Aires, 7 de enero, 2004
Eduardo Dalter, 2004. Ediciones Cuaderno Carmín de Poesía. Se autoriza su publicación indicando la fuente.