Protector bucal
Es mejor que te calles Billy
no sueñes con ser Don King.
Siempre me dejas
el perfume a jabón contra las pulgas,
y esta cadena
que me ahorca al huir.
Sin boletos
sin avión/ sin recompensa
sin pagarme la dieta
y el desgaste en la pelea.
Aún reciento mi primera caída.
No perdono si me tumban,
no te perdono.
Un amor que me desate los guantes
Mi escudo podría ser un beso tuyo
una tarde que le robes a mi parque
oscuro
habitación con corazones rojos
mensajes en pedazos de servilleta.
Mi resguardo podría subir
hasta la cúpula
dejarse venir lento,
porque en este cuadrilátero
se calibran las sombras
y ninguna pesa lo mismo si arrincono el
deseo.
Tal vez acuda al movimiento esencial
pierda el orgullo/ renuncie a mis
derechos.
Así es que nunca gano
nunca salgo de los barrios pobres.
Y no insistas tú tampoco
no me llames “Princesa”
cuando sigo siendo la perra,
porque Cenicienta no existió jamás
y mi escudo no es tu beso.
Los amantes
Cruzar el vestido
batallar contra las medias
mirarnos y saber que aún jugamos rayuela.
Detrás de aquella puerta
somos personajes secundarios.
Delante de esta
contrincantes en el ring.
Y si ponemos un pie más allá de la frontera
no existimos
olvidamos los saludos cordiales
para fruncir el ceño con indiferencia.
El público aplaude
cree que nos han derrocado,
pero son años besando la lona
son años amor
en que el polvo nos hace desenredar cuerdas
poner un pie en el interior de la frontera
donde acumulo cinturones herrumbrados
y recuerdo
que somos incapaces de ser tan buenos
cuando dibujamos mapas para escapar,
después de calle, personas decentes
y una integridad que aburre.
Porque no fuimos hechos para baladas
nosotros el Box, el Metal y las malas palabras…
El viaje
Voy a pensar en otros pasados y otros futuros
Las manecillas del reloj
elaboran años
como productos mercantiles;
dolores consumibles por las almas...
consumibles por los versos
Yo,
la alcoba,
tus ideologías,
el perro
Maletas selladas con angustia
y esa voz fracturada
que no puede siquiera
vocalizar un adiós
Gancho
Cuélgame a la par del saco
y lanza un gancho
que reviente los dientes
de la hora en que te conocí.
Quítame el abrigo
la capucha/ los anteojos
las manos de encima
los orgasmos y las risas.
Mi buena memoria para retener poemas.
Quítame las piernas cuando hurguemos otros cuerpos
arráncame lo cursi
la grasa de los platos.
Quítame el deseo de escuchar a Sabina,
quítame lo impar
que no se note.
Conviértete en silencio
que no digan que aún sigo enamorada
que se engañen
que me piensen santa
que no pregunten más por ti.
Y si derribas la carga
pagas impuestos
y extingues los malos pensamientos,
regrésame de vez en cuando a las películas
con un “stop” para alguna batalla
y acabemos a medias
sin tenernos que acabar
que de no ser por tu cuarto hoy serías un fantasma.
Sitios en Internet con referencias de la poeta:
http://www.nacion.com/viva/2001/octubre/19/soc1.html
http://www.nacion.com/viva/2003/octubre/13/home.html
http://www.nacion.com/ln_ee/2003/noviembre/20/opinion7.html
http://www.nacion.com/viva/2005/abril/23/espectaculos20.html
www.nacion.com/ln_ee/2006/junio/01/aldea0.html
www.prensalibre.co.cr/2006/junio/03/abanico01.php
www.nacion.com/ancora/2006/mayo/28/ancora3.html
http://www.poetasdelmundo.com/verInfo_america.asp?ID=500
http://www.artstudiomagazine.com/literatura/ninometraje.html