Es el plazo
acallo el grito
amanso el gesto
borro la palabra
OL
VI
DO
sano la herida
canto mi propio tema
dibujo un paisaje
pinto las mañanas
apago las noches
enciendo las estrellas
dos copas
un brindis
un abrazo
apretado y silencioso
escribo el mejor poema
sepulto las preguntas
miro la del espejo
y me reconozco
abro las puertas
e invito a los miedos -me abandonen-
tomo tu abrazo
y con él me escapo
un suelo de manzanillas
nos espera
un arroyo escandaloso nos salpica
un río-mar nos observa
ES
EL
PLAZO
está cumplido
Beatríz, Martinelli
Acostaré los sueños
la mañana amaneció naranja
desde mi ventana la tropiezo
en la piel
viajan tus manos
todavía
en el silencio
la ronca voz del adiós
cómo empezar
a madrugar el alba
si la noche no quiere despojarse
sacudiré los últimos sueños
enredados en los rulos
me pondré la sonrisa de los tiempos
la ropa del sosiego
despuntarán a la fuerza
los hechizos
inequívocamente
romperán
pero el sol
presuroso se despierta
acostaré los sueños
Beatríz, Martinelli
Como explicar
cómo explicar esta necesidad
de tu presencia
cómo explicar que también sin ella vivo
pero que mis pasos
caminaron cansadas rutas
y es demasiado tarde
cómo decirte de la manera más simple
y conmovedora
que no quiero olvidarte
cómo explicar y explicarte
que el tiempo apura las agujas
que los relojes
conspiran en nuestra contra
cómo explicar
que no me avengo a las nostalgias
y que peleo sola
contra los molinos o sin ellos
pero cómo
que si nos perdemos
nos perderemos
y ya no habrá retorno
Beatríz, Martinelli
Poema
Quizá lleve unos días cadáver,
y sólo una complicada autopsia
pueda determinar
en qué lugar del mundo dejé mi corazón
y en qué otro lugar bien distante
el osario aterido que lo sostenía.
¿Entre qué rocas instalé
mi adiós definitivo
a las conjugaciones temporales?
¿Dónde negué tres veces
la sombra ecuestre, pétrea, pacificadora
de tu sonrisa?
¿En un nido? ¿En un nicho?
¿En la burbuja frágil de unos versos?
Quizá lleve unos días cadáver,
alimentando a seres diminutos
pero escalofriantes,
que sacuden los últimos vestigios
de mi memoria.
Quizá mañana mismo,
entre tus brazos
resucite de nuevo; pero si no es así
te ruego que cierres mis ojos
con el cariño de costumbre.
Juan Planas Bennásar
visita mi Web http://lawebdefelix.iespana.es
Viñetas
1
Puedo esconderme bajo tierra
y esperar que te acerques, con tus flores
y tu sonrisa triste. Admirarte
de abajo arriba,
y en un descuido,
agarrarte un tobillo y decirte:
¿Me reconoces? Soy
las luces enterradas en la soledad más profunda.
2
Tomo mis píldoras y te leo mis poemas.
Palpo tu vientre y escucho tus razones.
Me preparas el té, solemnemente,
y te aprestas, curiosa, a examinar su poso.
Nunca me dices nada que pueda inquietarme.
Sólo me miras y sonríes
sabiendo que el futuro existe
allí donde lo buscas.
3
Cierro los ojos y respiro lento.
Burbujas de jabón sostienen
las columnas del agua. Me invade
el antiguo placer de una dulce somnolencia.
Podría imaginar
que el mundo se quedó al fin quieto
pero no es así:
sólo doce minutos
y el agua dejará de estar caliente.
Juan Planas Bennásar
http://lawebdefelix.iespana.es
Revista Puertas Abiertas.
Perderte en mi recuerdo
Hoy he de repasar mis años pasados
para mirar al futuro desde este inquieto presente.
Me dice el espejo que se han abierto caminos en mi piel,
caminos que tú has mimado, en tu pasar conmigo.
Se tiñeron mis cabellos con el tinte de tus besos de luna,
y la razón no es razón en mi caída memoria
que pierde los hechos de ayer y trae ahora a mi niñez.
El lecho y el tiempo ha modelado un cuerpo incierto
en el lugar donde dormitaron dos.
Y es que éramos uno en el sueño
cuando se abrazaban hasta el amanecer.
He de amar este presente que mañana no recordaré,
en ese mañana que te veré de niña,
y que ni sabré que eras mía, ¡y que te amo tanto!
¿Es posible perder memoria de ti?
¡Si todo en mí eres tú!:
¿Labios que bebieron de ti?
¿Manos que se modelaron con tu rostro
de tanto acariciarte?
¿Piel que sabe de tu piel como de mí misma piel?
¿Pecho que ha cobijado tanto amor, de mi amor?, ¡de ti, mi vida!
¿Eso también olvidaré?
Eso… ¡¡Eso es peor que morir!!
Jonás, Diego
Contra el aire enrarecido*
Dulzor y náusea
igual que el anís
breves los gritos
y pálida la mancha
hacia el techo
en línea firme
el humo del cigarro
gira la brújula interior
golpeando
sin puño grotesco
*
Se perciben resonancias
cuando la originalidad
parece palabra
huella sensible
tierra nueva
sin arrepentimiento
de la letra
*
Deseoso siempre
de enseñar la voz distinta
en la emoción
aguda y trepidante
hecha
para la estrofa y el verso
habría que contestar
con delicado rodeo
cuajadas normas matrices
será mejor
una luz pequeña
que un gran reflejo
denunciador
de lo que no se tiene
romance/travesía
de tramo diferente
todo estará
en lo que dure
el aliento sobre las velas
*
Esta huida
de lo sutil y sobrio
grieta mayor
que nos lleva
a lo expedito y directo
que se oye afluir
agrava
esa incitación a seguir
declive ansioso
de cadencia quebrada
a la que cada quien
agrega estrofa
y tienta
a continuar el poema
*
Un océano de músculos
puro labios
nada mas paladear el sabor
sintonía sedienta
aligera el paso
quitándoles
principalidad y dominio
*
Sin sorpresa
no existe
el arte
la belleza
principios utilitarios
sin lugar
al aburrimiento
en su variante
aleatoria
destinada
a darle cobertura
*
Emociones del sueño
pidiendo cómplice
cuelga del hilo
la prudencia
barraca sin cerrojo
de desconfianza honda
hierbas medicinales
sombra de árboles
en apretada letra
disolviendo
los postulados iniciales
del poema
Santamarina, Susana
Soledad,imperturbable
estigma indómito,
proyectándose desde
los más oscuros y
recónditos lugares.
Puerta abierta,por
propias manos.
Taciturnos,recorremos
senderos,donde el sol,
salvaje Dios,infinito,
no proyecta sus rayos,
simplemente ilumina
nuestros pasos,para
así poder divisar,
piedras y cardos,
compañeros de este
marcado destino.
Aranda, Néstor Jorge
El tigre atrapa el aire
con sus dientes de gacela
pero el aire no obedece
cae del agua cuando se siente lejos
cerca
el aire ruge leve
y yo lo bebo
***
un alud de tierra entre mis dientes
sabe a la huella de un pie
luce
como un sol negro
***
un rayo habla de mi
cuando me expiro de tanta sombra
un rayo cae de sí
arriba y abajo nace el embalaje de mi ser
calla la calle de los vivos
el silencio es salú
lo sólido se pierde de mi
doy vueltas de llave
a la cerradura de mi ser
abro entro salgo
doy vueltas de cerradura
a la llave de mi ser
desierta cerradura sabe la llave húmeda
desierta llave
: yo : (a secas)
***
quema sobre el hoyo
o yo?
Godoy, Carlos
Donde las hierbas se quiebran
Vendré a acordarme justo hoy,
a empujarme a esos inhóspitos
parajes de neón y de hojalatas:
allí donde las hierbas
se quiebran por la torpeza
del viento zurdo y mal herido.
Antes buscaré esconder mis palabras
en los tobillos de las páginas
como imprescindible.
Renuncio a rendirle cuentas
a su divina benemérita:
soy un insumiso a todo orden,
soy amo de lo que callo
y dueño de lo que escondo
entre cadáveres.
Pienso cobrarle el precio
que significa la inocencia,
para que deje de vestirse
con la humilde bondad de los incautos,
donde los vivos excavan y guardan
su amnesia nauseabunda
excretando lo inexpugnable.
Daniel Montoly
© 2001
Ángeles de vientres grandes
Y es vinagre maligno
lo que expelen
sus negros manantiales,
con sus pezuñas escarban
las vísceras oxidadas,
las aldeas de rocas elementales,
los páramos de malolientes
podredumbres.
Su dialecto macera;
huele a piel brocada
por martillos...
a dudosos humanos
que lavan bondades con escarnios
de feroces empellones,
con salvas pestilentes
que cuelgan
como babas mercenarias
de plumas amarillas.
Ángeles de conciencias sucias.
Ángeles de mordazas
en sus traspatios:
sus vientres se llenan
de lejanos inocentes...
¡Ángeles!
Ángeles astutamente humanos:
oscuros emisarios del demonio.
Daniel Montoly
Metamorfosis
Oscuro y enterrado, como búho,
espera en el silencio húmedo,
aplazando la sordidez,
consume murmullo tras murmullo
cada palabra,
como si fuera el último bocado
antes de la metamorfosis.
Aplasta ferreamente
las posibles disensiones,
depura lo superfluo
que se antepone al valor mismo
de las cosas, pervirtiéndolas.
Solo queda lo indescriptible,
aquello que se da por llamar
lo inefable.
Razón de esta búsqueda, este diario
ejercicio de crear la vida
con despojos cercenados a cadáveres.
Daniel Montoly
© 2002
Datos del autor: Daniel Montoly
Nació el 16 de Junio de 1969, en Valverde Mao, República Dominicana. Es miembro de la comunidad poética Cacibajagua ("Madre Tierra", en lengua Taína) de la República Dominicana. Forma parte de la "Liga de Jóvenes Latinos para Los Derechos Humanos", con sede en USA. Participa activamente en varios Foros Literarios en internet donde publica sus escritos y con instituciones vinculadas con la problemática de la pobreza. Fue Autor Invitado en el Primer Volumen de la colección SENSIBILIDADES, donde publicó un seleccionado de su poesía. Actualmente reside en Estados Unidos, y aunque guarda y conserva, intrínsecamente, sus raíces culturales, su literatura expresa, en un lenguaje fresco y atrevido, profundo y aleccionador, la problemática del ser humano en el amplio contexto de su entorno universal.
Algunos dirigentes argentinos
Llenas están de heces vuestras manos
Vuestros dedos son garras de maldad
Vuestros labios son labios de mentira
Vuestra lengua dice perversidad.
No hay quien salga a lidiar por la justicia
Ni quien juzgue valiente en la verdad,
Confían en vanidad y en vanagloria,
Forjando el robo y la inmoralidad.
Nidos hacen de sierpes y escorpiones,
De arañas tejen telas por dogal,
Su pobre casa roban al humilde
Y estafan al obrero su jornal.
No serán excusados por sus obras
Sus obras son negocios de albañal
Y fruto de rapiña está en sus manos,
Manos que aun chapotean el lodazal.
Corren a destrozar al inocente
Meditan día a día iniquidad;
Sendas de despilfarro sus caminos,
Anuncio de una gran calamidad.
Su paso es sin conciencia ni temor,
Su senda totalmente corrompida,
Cualquiera que por ellas caminare
Se aleja de las rutas de la vida.
A una atentaron contra el pueblo,
Hablaron con calumnia y trasgresión,
Conciben aun palabras de mentira
Y no han reconocido su traición.
Marañón Barrio, Rafael
El pueblo
Se alejó de nosotros el juicio
Y no nos alcanzó la probidad
Esperábamos luz... solo hay tinieblas;
Resplandores y hay oscuridad.
Con todo aun no hemos aprendido;
Seguimos bendiciendo el artificio,
Con más promesas falsas dormitamos
Que nublan la pureza del juicio.
Palpamos las paredes aturdidos
Y andamos como ciegos de ojos yertos,
De día y de noche tropezamos
En términos oscuros, como muertos.
Gruñimos lastimeros como osos,
Gemimos plañideros cual palomas,
Esperamos juicio y no lo hay,
Salvación y nos roen las carcomas.
Fatal soberbia roe nuestras entrañas,
Respaldamos la mentira y el chanchullo,
Y teniendo delante nuestras culpas
Aun no reconocemos nuestro orgullo.
Y el derecho se fue de nuestro lado,
La verdad ya no pudo consolarnos,
Huyó avergonzada la justicia,
La equidad quedó lejos de asilarnos.
La verdad fue vilmente postergada
Y preso fue el que no se hizo babosa;
Vejamos al derecho y al honor
Y estamos consumidos en la fosa.
Marañón, Barrio Rafael
Catarsis
¡Oh pueblo! revolcado en su impotencia
Que escucha las palabras mentirosas
Y ensalza a los que halagan sus pasiones
Negándose a la fuerza de las cosas.
¡Levanta! pueblo ciego y delirante
Lucha con la lealtad que tú reclamas
Recobra ya tu mente y tu justicia
Y rompe de una vez con esas tramas.
No vuelques tu fracaso en los extraños,
Escruta tu desidia... y tu legado;
Recobra tu pasado y tu prosapia
Y sé de la verdad abanderado
De ti, solo depende la Argentina,
De ti, depende toda salvación,
De ti, pende la paz de tu futuro,
Y es tuyo, el porvenir de la nación.
Si eres defensor de tu nación
Toma el celo en tus manos con rigor,
Pueblo eres y no una vil manada.
La estirpe austral de gloria y de valor.
A ti, pueblo argentino digo ¡Salve!
Sangre y tierra te ofrecen un altar,
Aguardan suspensas las naciones
Tu grito de esperanza y libertad.
Tu estirpe noble luchadora y fuerte
Del gaucho, el indio y el castizo vos,
Crisol de razas es, que tiene todo
Y sobre todo bien, ya tiene a Dios.
Marañón, Barrio Rafael
Mi vieja vida
Tal vez la esencia de la comunicación
sea la distancia, tal vez
las carrozas estacionen en Las Heras
y se derrumben sobre mi vida,
o tal vez
los osos sepan una ecuación antigua.
Yo,
con el desfile de las sombras,
cruzo García Del Río, buscando
el veinticinco que ya no ha de llevarme
a aquel pequeño colegio de Saavedra,
donde se quedan los recuerdo
y una promesa
no se ha cumplido.
Luis Alberto Battaglia
30 de junio de 2003
Jazmines
Hubo un día
en que los jazmines de la abuela
eran mi emoción y mi partida,
y hubo un día
en que la abuela ya no estaba
y a su memoria le entregaba
una promesa,
hoy los jazmines
tienen nombre de otros
y el corazón se me congela;
y tú
que desde el fondo de un misterioso paso
me acercas tus palabras nuevas,
vienes a dar la gota justa
de una lluvia olvidada que regresa.
Y yo
que sólo puedo darte mi tristeza...
Luis Alberto Battaglia
19 de junio de 2003
deseo anticipado
no fue tu beso desbocado
ni tu lengua perforando mi aliento
ni siquiera tus manos insolentándome
no fue tu desparpajo
desafiante de tormentas blancas
con mi ardor en tu boca
no fue mi decisión de trastornar tu afán
de penetrarte el cuerpo por los poros remotos
no fue mi mano ávida
auscultando tu celo en las crestas del pecho
montándose en tu clítoris enhiesto
ni el brote de tus ganas
paladeante
en mis labios
no fue el final con el sudor cansado
ni fue después filosofando
ni siquiera es ahora que te esquelo
ni hace un instante cuando te pensaba
en esta necesaria soledad de estar conmigo
es que siempre
a contratiempo siempre
te deseo mañana
Costa, Néstor :
"desde el fuego de abajo", editorial Amaru, 2001.
reconstrucción
desde mi pieza
detrás de la ventana escombros
mis ojos reconstruyen tus besos en mi boca
y rehacen tu cuerpo
en el pulóver rojo inmóvil en la cama
la noche fue un suspiro de mate y cigarrillo
de tu gusto a café de madrugada
de palabras
de la verdad
de la forma mejor
de contenidos
en un paisaje de tinta y de cocina
de letras silenciosas en el plomo
de la hornalla encendida
de una vieja minerva cansada de alfabetos
después un cuento de arlt o de quiroga
preludio de tu sueño
y el despertar abrupto de los sexos
amándose a mansalva
desde mi pieza
detrás de mi ventana escombros
reconstruyo
tu paso en la mañana.
Costa, Néstor :
"desde el fuego de abajo", editorial Amaru, 2001.
zona roja
un pibe
adhiere al pegamento
nadie finge cordura
la vereda se arrastra en los harapos
alcohol sudores y frituras polemizan el aire
ofrecido a granel
el sexo
se exhibe en las vidrieras
y excreta los ojos de un pez muerto
en náuseas de aerosoles íntimos
un hombre
regresa del cansancio al tedio
se acoda en un orgasmo
eyacula dos vinos
y hasta el próximo cobro
retoma el hastío en el tren de las nueve
Costa, Néstor :
"desde el fuego de abajo", editorial Amaru, 2001.
Contigo
La vida me verá siempre
oiremos en la mañana
el canto de los pájaros,
cuando llueva el agua
entonará su sonido
de piano en las persianas.
Tendremos todo sencillo
juntos envejeceremos
y estaré contigo siempre
en lo prospero y lo adverso
y el amor nos hará
eternamente compañeros.
Tus días serán mi tiempo
tu tiempo será mi mundo,
viviremos para amarnos
alejados del tumulto
y alrededor del amor
construiremos un muro
de fidelidad y pasión
y pasaremos la vida juntos
amándonos cada día...
¡hasta que seamos difuntos!
Córdoba, Gustavo